Nudos en la cultura argentina

 

por Jorge Brega
(Miembro fundador de la revista Nudos.
Actualmente integra la dirección de La Marea, revista de cultura, arte e ideas).

1976 fue un año nefasto para la Argentina; de más está decirlo. En lo personal, con Manuel Amigo veníamos de militar contra el previsible golpe de Estado desde las filas de Partido Comunista Revolucionario, que encabezó la lista de los partidos “disueltos” por la Junta de Comandantes el 24 de Marzo. Poco tiempo después, un Grupo de Tareas de las Fuerzas Conjuntas destruyó la redacción de la revista Los Libros, en la cual ambos habíamos comenzado a colaborar antes del golpe. En medio de tal conmoción, con espacios culturales clausurados y amigos presos, desaparecidos o exiliados, procuramos resistir restableciendo o generando nuevos vínculos en el medio artístico y literario. Con otros jóvenes amigos, que al igual que nosotros habían tenido alguna práctica en publicaciones literarias, pensamos en editar un boletín o pequeña revista que nos permitiera ampliar lazos solidarios en el medio. Así, ya a inicios de 1977 logramos sacar Posta de Arte y Literatura (tres números ese año) y en 1978 Nudos en la Cultura Argentina, editada hasta 1985, con una breve segunda época en 1990.

No fuimos pocos quienes lo hicimos. Hubo numerosas publicaciones de cultura en el período, en su mayoría obligadamente “under”. Incluso se conformó una Asociación de Revistas Culturales Argentinas (ARCA), de la cual Nudos formó parte. En ella pudimos intercambiar experiencias y conocer que teníamos conductas similares respecto de gambetear la censura o la represión: uso de seudónimos, de casillas de correo en lugar de domicilios, formas alusivas del lenguaje, etc. Por nuestra parte, las ilustraciones de las tapas –a cargo de Manuel Amigo y de Eduardo Iglesias Brickles–, funcionaron como una suerte de editoriales políticos, para decir algo de aquello que no podíamos decir explícitamente por escrito.

En las reuniones de ARCA pudimos saber también que todos habíamos sufrido algún tipo de intimidación, la más común, el interrogatorio a kiosqueros o imprenteros por parte de miembros de alguna fuerza militar acerca de nuestros domicilios y de cualquier otro dato particular. En nuestro caso, hubo además una amenaza de bomba a la galería de arte El Mensaje con motivo de la presentación en ella del primer número de Posta.

Las reuniones de redacción las realizábamos semanalmente en nuestras casas particulares o bien en el atelier de alguno de los artistas plásticos que integraron Nudos, además de Amigo e Iglesias Brickles: Roberto Tessi, Diana Dowek, Graciela Henríquez y otros que colaboraron en distintos momentos (los nombres de todos los colaboradores se incluyen aparte en este sitio, así como los temas tratados en la revista).

Todas nuestras actividades y colaboraciones fueron ad honorem. Realizábamos nosotros mismos la producción, diagramación y distribución en kioscos céntricos, librerías y galerías de arte de Capital. Mediante colaboradores locales llegábamos a ciudades de algunas provincias. La composición tipográfica la hacía gratuitamente en su taller el poeta y narrador Osmar Bondoni. Sólo pagábamos la impresión, que financiábamos con la venta de ejemplares, de algunos espacios publicitarios y también con aportes individuales producto de nuestros empleos personales.

Nudos integró un agrupamiento antidictatorial llamado Movimiento de Reconstrucción y Desarrollo de la Cultura Nacional, que en 1984 cerró sus actividades con una gran muestra titulada “Semana Cultura de la Resistencia” en el Centro Cultural San Martín de Buenos Aires, en la cual pudieron expresarse distintas manifestaciones artísticas de todo el país que habían resistido culturalmente a la última dictadura militar.

Nuestra experiencia con Nudos fue el modo que hallamos de integrarnos a esa resistencia y de ofrecer a ella un modesto canal de expresión del pensamiento crítico y democrático.

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